Naturalmente, yo, en realidad, sólo sé que no sé nada, así que cada cual puede tomárselo como quiera pero para mí, y hasta que alguien no me haga cambiar de opinión, un personaje es como un iceberg. Sólo se ve el 10% de él. El 90% restante está por debajo de la línea de flotación así que nadie va a verlo. ¿Entonces porque abordar la creación de ese 90% del personaje que no se va a ver nunca? Muy sencillo. El personaje, al igual que el iceberg, privados de ese 90% que está fuera de la vista, se hunde.
En mi opinión, y es sólo una opinión, uno no puede salir al escenario sin saber lo que desayunó su personaje ese día o de qué color son sus sábanas. Sí, quizá exagero pero un personaje, al igual que una persona, es él y sus circustancias. Y si quieres que tu personaje rebose verdad tiene que estar lleno. Igual que una persona. Tienes que conocerlo y conocerlo no es sólo saber si es majo u orgulloso. Hay que saber el porqué de cada cosa que hace, de cada cosa de dice. Tiene que reaccionar tanto ante un insulto como a un cambio en el color de la tapicería de su casa. Son sólo ejemplos.
En fin. Cada maestrillo tiene su librillo. El mío es este.
1 comentario:
Dios que razón tienes!!!!...yo opino exactamente igual... a veces me "regaño" a mi misma cuando estoy trabajando un personaje y me sorprendo dudando de si le gusta tal comida o no...cuando debería saberlo de sobra. Y si ya antes de estudiar teatro más a fondo, ya intentaba seguir este consejo, ahora aún me parece más valido este argumento porque no paro de escucharlo en mis clases, por distintos profesores...y cuando el río suena (que para mí era ya una riada sonando antes, pues agua lleva...)sisisi justo lo del iceberg, justo todo exactamente a como lo dices, Jose. Me emociona ver como compartimos un mismo concepto teatral...nos quedan unos cuantos por convencer!!!! jejejeeje
Un besazo, amante del teatro!!
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